FORMENTERA: EL ORIGEN HYPPIE DEL TURISMO. LOS AÑOS 60
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FORMENTERA: EL ORIGEN HYPPIE DEL TURISMO. LOS AÑOS 60

De las casas de campo al universo hyppie

Cerca de Can Corda, los yacimientos de Cap Barbària confirman que, ya en la Edad de Bronce, Formentera estaba poblada, aunque fue bien entrado en el siglo XVII cuando dispuso, al fin, de una población estable. Sus habitantes se agrupaban en casas de campo sin crear grandes núcleos urbanos. Después, llegaron los turistas. Si la semana pasada os hablábamos del paraíso que puede significar Can Corda para sus visitantes, en esta queremos compartir los comienzos turísticos de la isla de Formentera.

Fue a mediados de la década de los 60 del siglo pasado que empezaron a llegar los primeros turistas. Muchos de ellos, norteamericanos. Eran los inicios del movimiento hyppie y de la contracultura. Y si bien la cobertura de las necesidades esenciales en la isla era aún escasa (sin agua potable en algunas zonas, comunicaciones inexistentes…), algunos de ellos decidieron establecerse. Otros, como Bob Dylan, King Crimson, Pink Floyd, Kevin Ayers, Chris Rea… visitaban la isla. Músicos, pintores, escritores acrecentaban su vena artística. No era solo la arena fina de las playas de Ses Illetes (en el Parque Natural de Ses Salines, al norte de la isla), o sus 83,2 Km2 de superficie, o los acantilados de La Mola o la puesta de sol excepcional desde Cala Saona. Lo que impregnó sus epidermis, se mezcló con la sal de esa agua cristalina y  transparente.

Can Corda mantiene la combinación entre el pasado y la actualidad de Formentera

De aquellos años de la “contracultura” sobrevive “La Biblioteca Internacional”, fundada por Robert Lewis Baldon, (“Bob”; Colorado, USA 1920, Formentera, 1997) y que aún después de la muerte de Bob, sigue abriendo sus puertas; los mercadillos de estética hyppie,  el aire bohemio que aún exhalan sus rincones y ciertos personajes que se dejan ver por la isla (y que sólo tú debes descubrir).

Can Corda, ese paraíso del que hablábamos la semana pasada, conserva entre otras virtudes la“habitada solitud” que describía el poeta ibicenco Marià Villangómez mediante sus espacios privados y reservados, desde donde iniciar las rutas hacia todo aquello que Formentera te ofrece. Can Corda, que nació de una de las muchas casas de campo que se esparcían por la isla, también te brinda la oportunidad de recorrer los pasados, reciente y lejano, de la isla.

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